La costa de la región Arequipa comprende desde la quebrada Punta Parada o San Juan al norte de Lomas – Acarí hasta las lomas de Amoquinto y quebrada Yerbabuena al sur del valle de Tambo, límite con la región Moquegua; buena parte de esta costa es rocosa, con acantilados abruptos, islotes y caletas que fueron utilizadas por el hombre desde tiempos prehispánicos, y sirvieron también de desembarcaderos en la colonia e inicios de la república y en la actualidad por pescadores que encuentran en estos lugares un medio de recurso económico; además en este espacio geográfico se ubican las costeras y los valles de Ocoña, Camaná, Quilca y Tambo.
La costa sur de Arequipa, comprendida entre
Quilca y la quebrada de la Yerbabuena, constituye un territorio de gran riqueza
arqueológica y cultural que ha sido históricamente subestimado frente a otras
regiones del Perú prehispánico. Sin embargo, este espacio litoral fue escenario
de intensas dinámicas humanas, donde sociedades ancestrales desarrollaron
complejas formas de adaptación al entorno costero, establecieron redes de
intercambio cuyos restos arqueológicos aún existen.
El presente trabajo trata de explicar el
proceso histórico desde los primeros asentamientos humanos hasta la influencia
cultural Tiahuanaco y Wari
específicamente en la costa sur de Arequipa, entre los valles de Quilca
y Tambo, a través de los yacimientos arqueológicos encontrados y estudiados por
los arqueólogos Gary Vesceluis, Eloy Linares, Augusto Cardona, etc. además de
explicar los complejos sistemas económicos y relaciones sociales entre la costa
y la zona alto andina – circunlacustre estudiados por Edmundo Corrales, Pablo
de la Vera, entre otros. También se describiré la geografía de la zona en
estudio.
Exploraremos la historia prehispánica de esta
franja costera, analizando los vestigios materiales y estudios realizados que
dan cuenta de una ocupación continua y estratégica a través de una mirada
interdisciplinaria que articula la arqueología, la geografía y la historia, se
busca reconstruir los modos de vida de las poblaciones que habitaron esta
región antes de la llegada de los incas y, posteriormente, de los españoles. Al
centrar la atención en este tramo del litoral arequipeño, se pretende
revalorizar el papel de la costa sur como un espacio dinámico e integrado a los
grandes procesos culturales del área andina. Se ha dividió el este estudio los
siguientes puntos:
·
Las lomas en el
litoral sur de Arequipa
Ø El origen de las lomas
Ø Vegetación en las lomas
·
Presencia humana
prehispánica en las lomas del litoral sur de Arequipa
·
Asentamientos
humanos con influencia Tiahuanaco- Wari en la costa sur de Arequipa
·
Verticalidad y
horizontalidad: sistemas económicos prehispánicos en la costa sur de Arequipa
·
Caminos
prehispánicos en la costa sur de Arequipa.
LAS LOMAS EN
EL LITORAL SUR DE AREQUIPA
El litoral sur de la región Arequipa está
comprendido geográficamente por la pendiente occidental de la costa, formación
geográfica denomina lomas “ contrafuertes
principales de la cordillera marítima que avanzan en algunos sitios hasta el
mismo litoral” (Bowman: 1938, 97)
también se conocen como terrazas costeras y se ubican en toda la costa del Perú, se extienden desde
el nivel del mar hasta los 1500 pies de altitud y donde mejor puede vérseles es
al norte de Mollendo y sur del valle de Tambo.
El arqueólogo Pablo de la Vera Cruz Chávez
afirma que se puede reconocer dos formas ecológicas claras en este espacio: las
lomas de montaña, distribuidas a más altitud y pendiente, con mayor
condensación de neblina y poseen especies arbustivas, alguna de ellas se
conserva durante todo el año; y el segundo espacio son las lomas de planicies,
aledañas al mar, están formadas por el crecimiento de pastos estacionales sobre
la terraza marina antigua (De la Vera: 1996).
Las lomas son cortadas transversalmente por quebradas donde surgen
manantiales permanentes constituyendo un pequeño oasis; según el autor
mencionado “en ellos se ubican los
antiguos asentamientos, inclusive con uso agrario […] las lomas constituyen un excelente corredor longitudinal entre valles”
(Ibíd.) como lo veremos más adelante.
EL ORIGEN DE
LAS LOMAS
Según Isaiah Bowman, el origen de las lomas o
terrazas marinas, como las denomina, son depósitos aluviales de antiguos ríos
de la época del Plioceno, en el periodo geológico terciario; las terrazas
marinas fueron posteriormente erosionadas, levantadas y arroyadas por los
cauces que se formaron en la parte alta de la cordillera de la costa; a decir
de este autor: “Se formaron valles más
estrechos y de menor profundidad, por donde corrían los cursos de agua nacidos
en las lomas. Su profundidad y ancho eran generalmente proporcionadas a la
altura de la parte de las lomas en donde nacieron y al tamaño de sus cuencas
colectoras” (Bowman:1938, 192), resultado de este proceso geológico son las
terrazas de abrasión marina en Atiquipa, Chala, Ocoña, Mollendo, Clemesi, entre
otras. La desembocadura de estos riachuelos, también fue la causa del proceso
geográfico de formación de las caletas en el litoral sur de Arequipa.
Lomas de Arantas al sur del valle de
Quilca. Percy Eguiluz 2025
A los lados del cañón del valle de Tambo
también se han formado terrazas aluviales que están encima de capas sub
horizontales de arena y arcillas con lentes de grava. Entre el acantilado que
existe frente a la terraza inferior y la orilla del mar se encuentra una amplia
superficie horizontal que se extiende desde Mollendo hasta punta Corío formando
23 kilómetros de playa, cortada por la desembocadura del río Tambo; que está
compuesta principalmente de arena, con algo de grava; la superficie es
relativamente elevada con respecto a nivel del mar y se puede considerar como
una terraza en formación (Bellido: 1964, 14). La porción occidental del área
está ocupada por un gramal, que se le conoce como pastizales, que se extiende
desde la desde la desembocadura del rio Tambo hasta cinco kilómetros al sureste
de Punta de Bombón, una parte de esta área pertenecen al Santuario Nacional de
las Lagunas de Mejía.
Terraza aluvial sobre el cañón del valle de Tambo. Google Earth 2025
Cordillera de la costa sur del valle de Tambo. Google Earth 2025
Cordillera de la costa entre Matarani y el valle de Tambo. Google Earth 2025
La vegetación en las lomas está relacionada
con las condensaciones de agua a partir de las neblinas costeñas de invierno;
la formación de la neblina ocurre cuando las nubes estrato y estratocúmulo se
extiende sobre el suelo, por efecto del aire húmedo procedente del océano que
se desplaza y se encuentra con las lomas y los cerros de la costanera,
produciéndose una condensación en forma de neblina durante los meses invernales
entre los 100 y 500 msnm aproximadamente. Este fenómeno es muy importante en el
estudio hidrográfico de las lomas, porque a partir de este fenómeno produce
vegetación en esta zona, que es aprovechada por el hombre para el pastoreo de
ganado.
Según Mario Arenas, durante el “Optimun Climaticum”,
los cazadores o recolectores aprovecharon el aumento de la temperatura,
lluvias, humedad, vegetación y abundancia de animales para cazar pero
aproximadamente en los 3500 años antes de Cristo vino una disminución gradual
de la temperatura que favoreció la formación de fuentes subterráneas de agua
que alimentaron los manantiales y quebradas de la costa; y en la región andina
empezaron a faltar los pastos, los animales morían por falta de alimento o
migraban a las partes más bajas en busca de ellos, los cazadores y recolectores
llegaron al litoral siguiendo a los animales (Arenas: 2017).
También entre Quilca, Islay y Mollendo el
litoral es rocoso, propicio para la presencia de una mayor variedad de especies
de peces, mariscos y algas siendo los más importante el Cochayuyo y Anacanto.
El litoral se extiende en una extensa playa entre Mollendo y el valle de Tambo
cortada por la desembocadura del río Tambo y continuando la playa hasta el
punto de Corío donde los contrafuertes de la cordillera de la costa se
proyectan hacia el litoral formando nuevamente las lomas.
Neblina sobre las lomas de Atiquipa. Apulibre 2027
Lomas de Matarani – quebrada de Guerreros. Eguiluz 2024
Lomas de Matarani – quebrada de Guerreros.
Eguiluz 2024
Lomas de Matarani – quebrada de Guerreros.
Eguiluz 2024
Lomas de Matarani – quebrada de Guerreros.
Eguiluz 2024
PRESENCIA HUMANA PREHISPÁNICA EN LAS LOMAS DEL LITORAL SUR DE AREQUIPA
Según Augusto Cardona “Habitaban la costa peruana numerosos pueblos, quienes explotaban la
riqueza ictiológica del litoral. Los restos humanos de los antiguos habitantes
de la costa sorprenden por su conservación” (Cardona: 2002, 9). El conchal
más importante en el litoral sur de la región Arequipa es el de Punta Islay,
ubicado a 200 metros del faro al suroeste del puerto de Matarani; respecto a
este sitio Gary Vescelius afirmó que “el
hombre prehispánico selecciono este lugar porque era pescador, recolector de
mariscos y cazador de mamíferos marinos, particularmente del lobo marino, en
consecuencia, su vida era más segura en esta punta que en el desierto”
(Vescelius: 1960).
Sitio Punta Islay. Cardona 2002
Este yacimiento lítico posee un contenido
cultural de sumo interés para los arqueólogos; en las excavaciones
superficiales (Punta Islay I) que realizaron Gary Vescelius y Máximo Neira en
1960 encontraron restos de cerámica que pertenece a la fase inicial de su
elaboración, pues es “de forma globular y
de base convexa y redondeada, no hay cerámica de base plana, el color es
variable: rojo indio, rojo amarillento, café y café amarillento. Los fragmentos
[de cerámica] pueden ser clasificados
en cuatro tipos: Islay burdo, Islay llano ligeramente alisado, Islay Bruñido e
Islay pulido” (Neira: 1990, 93).
En 2010 Józef Szykulski en su estudio sobre la prehistoria en la costa extremo
sur del Perú realizó una comparación de los fragmentos encontrados en esta zona
con los de Faldas de Morro en el norte de Chile, Huancané, y el curso medio del
río Osmore en Moquegua y concluye que el vestigio tiene la influencia cultural
de estilo Huaracane en Moquegua.
En excavaciones más profundas en el referido
sitio arqueológico (Punta Islay II) encontraron veintiséis artefactos líticos
que corresponden a la época pre-cerámica de la zona “10 puntas proyectil le limbo triangular y base escotada, 10 puntas
proyectil fragmentadas, 2 raspadores y 4 cuchillos” (Ibíd.). según Cardona “Los fechados radio-carbónicos asociados a
cerámica y obtenidos por Vescelius en punta Islay, lo ubican en el periodo
formativo tardío, alrededor de los años 100 antes de Cristo y 100 después de
Cristo” (Cardona: 2002, 60).
Los artefactos líticos encontrados en Islay
están relacionados con otros sitios arqueológicos de cerámica temprana y
primeras sociedades de horticultores del sur peruano[1],
Eloy Linares Málaga nos dice que la arqueología de la provincia de Islay forma
parte del complejo cultural del litoral extremo sur y los sitios arqueológicos
de Punta Islay, Guardiola, El Pino, Mejía, etc. en el valle de Tambo son base
del conocimiento de la arqueología de la provincia de Islay (Linares: 1964) y
que posiblemente se remonta “entre 6000 a
5000 años antes de Cristo en plena época Lítica demostración de ello es el
abrigo destruido de La Pascana o
Convalecencia donde años atrás el profesor Dorgi Arenas Paredes ubicó
pictogramas en el acantilado, arte rupestre que resulta ser el único en la
costa y hacia el barranco; y retinita, materiales con los que se hacia las
puntas para caza de camélidos y herbívoros […] de igual manera en la zona de la
ría de Corío encontramos con el director del museo de Berlín, Alemania, una
barcaza de la región Fuenguida o de los Changos de tradición milenaria digna de
conservarse en un museo […] Arantas, Punta Islay, Quebrada de Perros,
Catarindo, Mollendito y Matarani por el material lítico trabajado y que fuera
ubicado por la Misión Fulbright de Estados Unidos” (Linares: 1996, 12). La
quebrada de Catarindo es otro yacimiento fue explorado por Vescelius (1965),
Roger Ravines (1967) y el Proyecto Churajón (1997) encontrando material
compuesto de machacadores y otros confeccionados a base de cantos rodados,
útiles con astillamiento unilateral (Ravines: 1967).
Perfil arqueológico que muestra acumulación
de basura pre-cerámica y otros desechos culturales en punta Islay. Cardona 2002
El sitio arqueológico denominado Mollendito,
situado a 10 kilómetros al este del “Puerto Bravo”, es también importante para
conocer el proceso histórico sobre la presencia humana en el litoral; en este
yacimiento se han encontrado vestigios de una sociedad pre-agrícola, con una
antigüedad aproximada de 1000 años antes de cristo (Perez: 2006, 27), el
material lítico consta de anzuelos de concha con plomada, anzuelos
compuestos (combinación de gancho con
plomada) proyectiles de lados triangulares y base escotada, puntas dobles y
chuzos de huesos para marisquear, tazones de piedra, cuencos de piedra y
callanas de tiempos posteriores, arpones y cabezales desprendibles con barbas
de hueso y puntas líticas (Vescelius: 1960).
Plano topográfico del Sitio arqueológico Mollendito. Linares 1992
Por otro lado, Josef Szykulski en 2010 hace
una crítica al trabajo arqueológico realizado en el litoral de la costa extremo
sur del Perú determinando que “la mayoría
de estos yacimientos fueron documentados únicamente durante las prospecciones
arqueológicas superficiales, por lo cual los artefactos reunidos si confirman
la presencia de los grupos humanos en esta área en un determinado periodo, pero
no constituyen una base suficiente para la reconstrucción de la historia de poblamiento de dichos
lugares; contrariamente a lo que sucedió en la sierra, en la franja litoral no
se descubrieron sitios arqueológicos representativos, con secuencias
estratigráficas bien definidas e inventarios lo suficientemente abundantes para
permitir el análisis comparativo” (Szykulski: 2010,11).
ASENTAMIENTOS
HUMANOS CON INFLUENCIA CULTURAL TIAHUANCO -
WARI EN LA COSTA SUR DE AREQUIPA
Un sitio de influencia Tiahuanaco en el valle
de Tambo se encuentra en la zona de la ex -hacienda San Juan- distrito de
Cocachacra, se trata de un cementerio que estudió el arqueólogo Carlos Ponce
Sanjinez encontrando en sus excavaciones callanas, keros y ceramios que se
ubican en el Museo de la Universidad Nacional de San Agustín; el material con
una antigüedad de 200 a 800 años después de Cristo es una prueba de la
influencia del Collao en el valle, cuya trashumancia debió seguir la cuenca del
río Tambo, cuya naciente se ubica en la meseta alto andina.
En el cerro bandurrias y cerca de la ex –
hacienda El Pino, margen izquierda del río Tambo, en el distrito de Punta de
Bombón (valle de Tambo), provincia de Islay; en 1967 cuando se realizaban
trabajos para abrir la carretera “Costanerasur” se encontró un cementerio
también de influencia expansivo (Chiribaya) “Un hallazgo sumamente valioso fue ubicar en la hacienda El Pino […] cuando levantaba el mapa arqueológico del
departamento de Arequipa, tumbas de
estilo Pacocha, para otros Chiribaya, en las que encontramos ceramios, hoy en
el museo de la UNSA, tiempo después se encontraron otros ceramios que se ubican
en la municipalidad de Mollendo […] de la época incaica existen bienes
culturales en Guardiola , Quelgua Grande, la isla de Mejía, la irrigación de
Mejía, Chule, El Frisco, etc. Todo ello prueba la permanente diáspora costa
sierra y sierra costa, nortes sur y sur norte, sino como se explicaría la
presencia de la cultura San Miguel o Arica II en Cocachacra o bienes culturales
Collaguas en Guardiola o elementos Pacocha en la hacienda El Pino o Barcazas
fueguidos en Corío” (Linares: 1996, 12).
También en la ex –hacienda San Juan o “Chile
Chico” en el poblado de El Arenal, margen derecha del mencionado río se
encontró otro cementerio de influencia Tiahuanaco; estos restos datan en los
200 a los 800. Los ceramios se ubican en el museo de la UNSA de Arequipa (Linares:
1996, 12). Por otro lado, en el cerro Guardiola, también en la margen derecha
del río Tambo, distrito de Deán Valdivia
se encontró un cementerio de 80 fardos funerarios de estilo Juli,
Chuquibamba, que claramente de influencia Wari; e Inca “fue notorio el hallazgo de una hermosa faja o chumpi hecha con lanas de
camélidos, con la clásica estrella de ocho puntas que aparece con frecuencia en
el estilo Chuquibamba e Inca, según los estudios realizados por el doctor Eloy
Linares Málaga, quien personalmente inspecciono el interesante descubrimiento
arqueológico” (Perez: 2006, 30).
Eloy Linares Málaga ha identificado los
siguientes sitios arqueológicos en la provincia de Islay.
|
SITIO ARQUEOLÓGICO |
DISTRITO |
|
Quelgua Grande, Ayanquera,
Cerro Bronce (Cachendo), Cocachacra (pueblo), Convalecencia (La Pascana),
Cuartel de Santa María, Huayrondo, Pampa Blanca, El Fiscal, San Juan. |
Cocachacra |
|
Santa María, El arenal
(pueblo), Casa Bernedo, Chile Chico,
Alto de la Luna, Casa Rosada, El Frisco, Colegio Nacional Fco. López
de Romaña, Guardiola, La Curva. |
Deán Valdivia |
|
La Pampilla, lomas y ruinas de Corío, Hacienda El Pino. |
Punta de Bombón |
|
El Conto, Chirisuya o
Miramar, La Isla, La Irrigación Santa María del Mar, Chule. |
Mejía. |
|
Mollendito,
Quebrada de Perro. |
Mollendo |

MAPA
ARQUEOLÓGICO EN EL VALLE DE TAMBO. Ministerio de Cultura 2022
También es importante los petroglifos
encontrados en el valle de Tambo y Mejía que posiblemente hayan sido elaborados
por comunidades agro-alfarera tardía o Inca “Un rasgo sumamente valioso en el valle de
Tambo y en Mejía es el arte rupestre en la modalidad de grabado. Existen
petroglifos en Quelgua Grande, La Pascana, Ayanquera, Cerro Bronce, y a la vera
de la playa en Mejía; aunque claro de diferentes épocas y en especial de la
cultura July muy rica en el valle de Chili y hacia los 1300 después de Cristo,
ellos corresponden al desarrollo de culturas locales, sinominizadas también con
el grupo Lupaca de Puno, sitios los hay en Cocachacra, Huayrondo, La Curva,
Pampa Blanca, San Juan II, El Arenal, Ayanquera, casa hacienda Santa María,
etc.” (Linares: 1996, 12). El petroglifo de Quelgua está ubicado a 300
metros del poblado principal y a 33 metros altitud en la ladera del cerro, los
motivos son camélidos, hombres, figuras geométricas, laberintos, soles etc. En
los petroglifos de La Pascana representaron serpientes y perros, trigíditos,
líneas angulosas, paralelas, verticales y horizontales de colores rojos en tono
sangre, amarillo y blanco. Los de la Ayanquera obedecen a figuras geométricas,
círculos, oquendos, figuras humanas, etc. Las figuras fueron grabadas de
percusión en roca diorítica y pizarras de edad jurásica (Arenas: 2017). Los
petroglifos de Mejía, ubicados en la zona de La Isla, propiedad de la familia
Romaña, grabaron motivos de soles, lagartos, peces con espinas, líneas en
zigzag, una serpiente, un meandro, rayas paralelas, figuras humanas
fitomorfizadas, una cabeza de crustáceo destrozada y una figura humana; son 28
figuras en total.

Dibujo de tumba prehispánica en el
valle de Tambo. Linares 1996

Plano topográfico del sitio arqueológico de
Huayrondo – Cocachacra. Linares 1992

Plano topográfico del sitio arqueológico de
Quelgua Grande – Cocachacra. Linares 1992

Plano topográfico del sitio arqueológico de
la Ayanquera, Cocachacra – Cocachacra. Linares 1992

Plano topográfico del sitio arqueológico de
Convalecencia, Cocachacra – Cocachacra. Linares 1992

Dibujos del sitio arqueológico, petroglifos
de Quelgua Grande, Cocachacra – Cocachacra. Linares 1992


PETROGLIFOS DE QUELGUA – VALLE DE TAMBO.
Eguiluz 2010


Plano topográfico del sitio arqueológico de
la zona de San Juan, Cocachacra – Cocachacra. Linares 1992

Plano topográfico del sitio arqueológico de
la zona de Pampa Blanca, Cocachacra – Cocachacra. Linares 1992

Plano topográfico del sitio arqueológico de
la zona Hacienda El Pino – Punta de Bombón. Linares 1992

Dibujos de cerámicos del sitio arqueológico
de la zona Hacienda El Pino – Punta de Bombón. Linares 1992

Plano topográfico del sitio arqueológico de
la zona Alto de la Luna – Deán Valdivia. Linares 1992



Dibujos de cerámicos del sitio arqueológico
de la zona Hacienda El Pino – Punta de Bombón. Linares 1992

DIBUJO DE
LOS PETROGLIFOS DE MEJIA. Linares 1996

DIBUJO DE LOS PETROGLIFOS DE MEJIA.
Linares 1996

Plano topográfico del sitio arqueológico de
la zona Mollendito – Mollendo. Linares 1992
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Tentativa personificación del desarrollo
cultural prehispánico en la provincia de Islay elaborado por Eloy Linares Málaga

Tentativa personificación del desarrollo
cultural prehispánico en la provincia de Islay elaborado por Eloy Linares
Málaga
VERTICALIDAD
Y HORIZONTALIDAD: SISTEMA ECONÓMICO PREHISPÁNICO EN LA COSTA SUR DE AREQUIPA.
Para estudiar la presencia humana prehispánica
en el litoral sur peruano se tiene que tener en cuenta la relación que existió
entre los asentamientos humanos en este espacio geográfico; Pablo de la Vera
Cruz Chávez definió la subregión norte de los valles occidentales como un rol
de articulación social y económica sobre dos estrategias: el control vertical
de pisos ecológicos establecido por Jhon Murra en 1975, y las relaciones
horizontales (norte - sur) de grupos humanos, principalmente entre los valles
altoandinos, y entre los valles bajos, desembocaduras de ríos, lomas y litoral
marino (De la Vera: 1996).
La subregión norte de los valles occidentales
es el espacio geográfico constituido por el conjunto de cuencas que se
encuentran en el lado occidental de los andes, que cortan la terraza desértica
y llegan hasta el océano pacifico; donde grupos humanos se desarrollaron a
través de intercambio de productos marinos y agrícolas entre la costa y la zona
circunlacustre y la Puna[2].
Sin embargo, esta subregión se define
específicamente en el desarrollo de dos grupos culturales:
Chuquibamba, generada a partir del impacto que efectuó el estado Wari en esta
región; y Churajón y Chiribaya, que es consecuencia del papel colonizador
Tiahuanaco; no obstante, el modo articulador norte – sur en el litoral tiene
sus inicios en el periodo arcaico, cuyas evidencias la constituyen grandes
“conchales”, depósitos de conchas, restos de pesca y caza, como también
productos cultivados y cerámica inicial mencionados anteriormente.
Es importante anotar que como un antecedente
al estudio de Pablo de la Vera que la relación horizontal de los grupos humanos
del litoral sur fue observada en 1959 por José María Morante entre las zonas
prehispánicas de Arica, Ite, Ilo, chule, Quilca y Camana; Morante señaló las
relaciones inter-cuencas que contribuyeron a la integración de los valles
occidentales, ya sea en los modos de
articulación horizontal o vertical; el desarrollo de estas relaciones se puede
confirmar en la evidencia arqueológica y etnohistórica. (Morante:1959);
Por su parte Guillermo Galdos estudió la
relación entre los grupos humanos pescadores prehispánicos denominados Uros,
Camanchacas, Changos, Puquinas y Yungas
en el litoral sur del Perú y norte de Chile a través de los documentos
de inicios de la colonia, donde señaló
que “los
conquistadores ya se dieron cuenta que étnicamente eran uniformes Arica, Ite e
Ilo, de ahí que para mantener unidos a estos pobladores de los tres puertos don
Francisco Pizarro otorga estas comunidades indígenas a un solo encomendero don
Lucas Martínez Begazo” (Galdos: 1982,29).
La nominación de estas comunidades de
pescadores como “Camanchacas” Guillermo
Galdos la encuentra en los estudios étnicos que hizo Max Uhle sobre la región
de Arica y Tarapacá[3], y
corrobora esta información con
los datos que proporciona el cronista Fray Reginaldo de Lizarraga “en
este trecho de tierra hay algunas caletillas con poco agua salobre, donde se ha
recogido y huido algunos indios pescadores pobres casi desnudos; los vestidos
son de pieles de lobos marinos y en muchas partes desta costa beben sangre
destos lobos a falta de agua. No alcanzan grano de maíz, ni lo tienen sus
comidas solamente es pescado y marisco.
Llaman a estos indios Camanchacas porque los rostros y cuerpos de sus cuerpos
se han vuelto como una costra colorada, durísima” (Lizárraga: 1946, 5).
La presencia de Camanchacas en el antiguo puerto de Chule también la ubicó Galdos en la
documentación sobre un juicio de residencia que siguió el Corregidor de Vítor y Characato,
licenciado Francisco de Arce Sevilla y de la vega, por el Maestre de Campo don
Pedro Sánchez de Cos, en 1639[4],
donde incluye la tasa de los indios de Chule “Los indios Camanchacas del puerto de Chule de la encomienda de don
Diego Cáceres, Diego de Ulloa, pagan en cada vn año conforme a la tasa de Don
Francisco de Toledo como parece y otras más moderna ciento y ochenta y siete
pesso…” (Galdos: 1982, 8), como también encuentra mención de los
Camanchacas en una compulsa que está inserta en el expediente del juicio del
residencia hecho por el escribano Diego
de Silva “(Al margen) indios camanchacas
del puerto de Chule. Cargo de los indios camanchacas del puerto de chule de la
encomienda de don Josephe de Cáceres y Ulloa…” (ibíd.).
Esta información revela que entre las comunidades prehispánica de
pescadores en el litoral sur existió una relación entre ellos, un control
horizontal, como afirma Pablo de la Vera, José María Morante y Guillermo
Galdos, quien denomina a estas
comunidades como Indios Camanchacas; el desarrollo de esta relación es
importante y se puede ver a través de la arqueología y la etnohistoria como los
documentos que consulto Galdos y los trabajos arqueológicos de Neira, y Muñoz
Ovalle para el litoral norte chileno.
El otro modelo de articulación de la sub
región norte es el del control vertical de pisos ecológicos establecido por
Jhon Murra en 1975, y se cumple en cada una de las cuencas y/o con las cuencas
adyacentes de este espacio, permitiendo que los grupos humanos aprovechen los
recursos racionalmente. Para nuestro estudio tomaremos solo dos cuencas el
litoral sur peruano: Quilca- Siguas- Chili y el rio Tambo, que son parte del
espacio de la subregión de los valles occidentales.
Este modo de articulación también tuvo su
origen en el periodo arcaico; según el arqueólogo Edmundo Corrales Valdivia,
hace 3500 años A.C. aproximadamente, se produjo una disminución gradual de la
temperatura que permitió la formación de grandes masas de nieve en los andes,
con la consiguiente formación de fuentes subterráneas de agua que alimentaron
numerosos manantiales en las lomas y ríos en la cuenca del pacifico; mientras
que en la región alto andina empezaron a faltar los pastos, los animales morían
y otros se retiraban a zonas más bajas, los cazadores y recolectores
descendieron los andes siguiendo a los animales llegando a la costa, para luego
recorrer el litoral de Islay en busca de mejores “bancos marinos”, cambiando
por temporadas, parcial o totalmente sus campamentos; es posible que de esta
manera grupos humanos alto andinos se hayan desplazado de los andes a la costa
a través del cauce de los ríos y con el tiempo establecieron enclaves en
algunos lugares del litoral o en el curso de los ríos, permitiendo que se
desarrollen circuitos económicos que posibilitaron la formación de una estructura política y la integración
de las diferentes ecologías de una
cuenca. La comunidad de Sibayo, grupo
étnico de lo Collagua constituye un ejemplo típico de este modo articulador
cuya persistencia dura hasta el siglo XX, como lo ha demostrado el historiador
Juan Huanca Mayhua en un estudio sobre El circuito comercial del cochayuyo en
el siglo XX y la persistencia del control del litoral de Islay por el pueblo de
Sibayo de Cailloma (Huanca: 2005).
CAMINOS
PREHISPÁNICOS EN LA COSTA SUR DE AREQUIPA
Augusto Cardona en su libro “Caminos
prehispánicos de Arequipa” ha ubicado las rutas que utilizaron las comunidades
alto andinas hacia la costa, siguiendo la cuenca de los ríos; el Tambo fue uno
de ellos; es así que la comunidad de Puquina, ubicada en las alturas de
Moquegua, comercializaban el guano con
los curacas de los pueblos de Chiguata, Pocsi, Ubinas y el valle de Tambo,
además de poseer un parcialidad o derechos de propiedad en las islas de la
caleta de Cocotea, al sur del valle de Tambo. Las comunidades de Collagua y
Cabana del valle del Colca tenían parcialidades en Quilca y Aranta, que ha perdurado
hasta bien entrado el siglo XX, como lo ha estudiado Juan Huanca en su libro
“El circuito del cochayuyo en el siglo XX y la presencia del control del
litoral de Islay por el pueblo de Sibayo - Caylloma”.
Luego de la conquista hispana varios de los caminos
prehispánicos fueron abandonos o integrándose de acuerdo al establecimiento de
las ciudades. Arequipa se fundó en 1540 y se convirtió en una ciudad de paso la
costa hacia el alto Perú y Cusco. El puerto de Chule, ubicado entre Mejía y
Mollendo, fue la puerta de entrada y salida a ultramar, el Cabildo de Arequipa
acordó en 1556 la construcción de un camino real al puerto de Chule.
Del Valle de Tambo hacia Arequipa se ascendía
por la quebrada “Cahuintala” o por la de “Linga”, la primera partía del pueblo
de Cocachacra y la otra de El Toro en el valle de Tambo La quebrada de
“Cahuintala” llegaba hasta la estación de Tambo donde se unía con el camino que
salía de Islay, Chule y La Ensenada, para continuar por la misma hasta unirse con la quebrada de “Linga” y luego ascender los cerros de “La Caldera” y
descender por la quebrada “Sal si puedes” o de “Las siete vueltas” hasta
Congata, Quequeña, Yarabamba, socabaya, y
entrar a la ciudad del Misti por la antigua calle de “La Mar” hoy La Merced. Este era prácticamente
el antiguo camino real y posiblemente prehispánico que partía del antiguo
puerto de Chule, pasaba por el valle de Tambo hacia Arequipa.

Croquis de los caminos de herradura de origen
prehispánico. Arenas
2017
El camino
entre Arantas e Islay Importancia arqueológica e histórica
El camino que se proyecta desde Arantas hasta
Matarani (Cardona 2008) favoreció la interrelación entre el valle de Camaná,
ubicado en la costa central de Arequipa, y las regiones sureñas de los valles
de Pocoma y Carrizal, localizados en Moquegua. La zona costera en que se
emplaza se encuentra próxima al eje divisorio de los territorios del Kuntisuyu
y Qollasuyu, por lo que cumplió un importante rol durante el periodo
prehispánico, relacionando el ecosistema de lomas con los de la puna
altiplánica de Puno y Bolivia. La conectividad de los asentamientos
arqueológicos de ambas regiones estaba entonces asegurada a través del eje del
camino paralelo al litoral, toda vez que existían ramales que se desprendían de
este y descendían hacia los asentamientos ubicados en el litoral, como La
Francesa, Carrizal, Coloca, Arantas y otras.
Dadas las características del terreno
desértico en el que se proyecta el camino, los amojonamientos o cúmulos de
piedras dispuestos en su trazo entre la quebrada La Francesa e Islay jugaron un
rol protagónico para la orientación de su ruta, ya que sin estos indicadores el
desplazamiento habría sido más lento y peligroso por las profundas quebradas
que “cortan” el relieve accidentado de la pampa costera. Con respecto de la
evidencia arqueológica asociada directamente al camino, la información de Gary
Vescelius (1960) quien recorrió las zonas de valle y litoral comprendidos entre
Camaná y Quilca, su mayor aporte fue la descripción de los materiales arqueológicos
hallados en su trabajo de prospección.
Según aparece registrado en las Ordenanzas de
tambos de Vaca de Castro (1909 [1543]), el camino que conectaba la Ciudad de
los Reyes (Lima) con la villa de Arequipa, luego de llegar a Camaná, giraba
hacia el valle de Siguas; por consiguiente, la ruta que prosigue hacia Quilca y
los valles del sur no sería de las principales, a pesar de seguir linealmente
por la costa. Sin embargo, la relevancia del camino entre Camaná e Islay ya es
anotada en los registros coloniales a partir de la implementación de Islay como
puerto durante el siglo XVII (Zamácola y Jáuregui 1958).
La importancia del camino en estudio la
registra Antonio Raimondi en 1863, quien recorre las costas de Arequipa
siguiendo la ruta comprendida entre Chaviña, Atiquipa, Chala, Atico, Ocoña,
Camaná e Islay, y otras localidades insertas al camino longitudinal de la
costa, pero continuando también hacia Tambo y Cocotea. En este trayecto destaca
la presencia de lomas en Punta Hornillos.
En sus estudios referentes a la costa peruana,
María Rostworowski (1981) señala que en 1595 las lomas del corregimiento de
Camaná se denominaban Hilay y se ubicaban cerca del pequeño puerto y caleta de
Quilca. El nombre particular dado a las lomas evidencia la importancia de este
ecosistema en la economía vinculada al intercambio de productos a través del
camino desde épocas tempranas hasta la actualidad, tal como se observa en el litoral de Islay. Rostworowski menciona que
durante los últimos desarrollos de vegetación de lomas encontró población
altoandina que se desplazaba a sus posesiones o “chacras” en la costa, entre
julio y octubre, lo que implicó una serie de actividades, que incluían el
intercambio de productos de puna por otros de valle costero y del litoral, así como
contrataciones en ciertos sectores de los valles de Camana-Majes, Siguas y
Vitor.
Estas evidencias sustentarían por qué las
poblaciones altoandinas reclamaron posesión de esta área desde inicios de la
Colonia, persistiendo en su explotación hasta mediados de la década de 1970,
Descripción de la ruta del camino Entre Arantas y Matarani.
Esta ruta cubre una distancia aproximada de
35,12 K. una pequeña caleta empleada por los pescadores artesanales de Quilca.
Desde este punto, ubicado a unos 150 metros del litoral, el camino avanza hacia
el sureste por extensos arenales, presentando un ancho variable de entre 1,5 y
8 metros (estrechándose en las crestas de quebradas y zonas de roquedal). Su
trazo se proyecta en paralelo a las lomas y el litoral hasta llegar a la
quebrada Chillpay, desde donde se va alejando de la línea del mar (a más de 1
kilómetro en este punto) y se acerca más al pie de monte costero.
El camino desciende hacia la quebrada San José
y luego pasa a otra inmediata llamada La Francesa (las dos son profundas y de
paredes rocosas casi verticales). Entre ambas quebradas hay un paso de calzada
inclinada a manera de rampa y de medidas irregulares que oscilan entre los 50
centímetros y 2 metros de ancho, con un largo de 35 metros.
Tras cruzar la quebrada La Francesa, el camino
se hace menos distinguible por la cobertura del arenal y solo puede
reencontrarse cerca de las lomas Huaranguillo, en el paso de la quebrada La
Huata, donde se observa únicamente como una mancha en el terreno y es menos
notorio que en la sección anterior. Luego de avanzar por la pampa Tutuy, a 1
kilómetro del pie de los cerros costeros, el camino desciende hacia la zona de La
Higuera y de allí continúa en rumbo sureste, a través de la pampa Sigueñas,
donde se observan numerosas piedras esparcidas en lo que podría constituir su
calzada. Siguiendo el relieve desgastado del terreno y la dispersión del
material lítico existente en este se llega al sitio denominado “Recinto Aislado
de Quebrada Verde”, aledaño al curso de una pequeña quebrada donde crecen
pequeñas matas de arbustos. La presencia de este recinto se debe al continuo
tránsito en la zona. Puede observarse que 250 metros al sur del mismo se
encuentran una serie de marcadores de ruta (amojonamientos o hileras de piedras
superpuestas) que se ubican muy distantes entre sí y que pueden encontrarse
incluso al llegar a la quebrada Honda (en su margen oeste). Desde esta quebrada,
el camino continúa hacia el sureste pasando al pie del cerro Contayani aunque
sin presentar más marcadores hasta llegar a un punto equidistante entre las
quebradas Coloca y Turpay. Cabe resaltar que a partir del último punto se sigue
a través de una trocha carrozable que se desprende de la carretera
Arequipa-Islay y que, al parecer, en su trayecto al pie del cerro San Andrés se
ha superpuesto al camino arqueológico hasta llegar al pie del cerro Matarani.
Principales sitios asociados Recinto aislado de Quebrada Verde Se encuentra
junto al camino en la margen izquierda de la quebrada epónima, unos 4
kilómetros al norte de la caleta Carrizal, actualmente abandonada.
El recinto, del que se notan solo los
cimientos, corresponde a una estructura cuadrangular de 15,60 metros por lado
que fue construida con cantos ro dados de mediano volumen. Por su tamaño, este
recinto pudo servir como lugar de residencia temporal, con vinculación a las
actividades intermedias entre las lomas y el área productiva del litoral. - recinto.
Restos de cerámica de los estilos locales Collagua, Collagua-Inca y Sipina,
este último desarrollado durante los periodos colonial y republicano, se
mezclan con fragmentos de conchas de moluscos y restos óseos muy quebrados y
quemados. El sitio corresponde al periodo Horizonte Tardío y culturalmente está
relacionado con el desarrollo cultural Inca-Collagua.
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[1] El arqueólogo Iván Muñoz Ovalle afirma que “en la costa peruana a
partir de 2500 A.C. emergen poblados que desarrollan actividades agrícolas en
terrenos de vertientes o lugares pantanosos, consecuencia de este manejo
marítimo, con apoyo de una agricultura inicial, recolección de plantas y caza”
(MUÑOZ: 1989: 129) Este proceso de transformación de una sociedad depredadora
hacia una aldeana y agrícola Luis Guillermo Lumbreras la denomina etapa
arcaica, y la sitúa a partir del 4000 A.C.
[2] Esta subregión está formada
por tres cuencas: la de Camana – Majes – Colca y tal vez se puede incluir Ocoña
y Cotahuasi al norte, que se vinculan directamente al desarrollo del proceso
histórico de los andes expresado desde la presencia Paracas, Nazca y Wari; y
las dos siguientes cuencas Quilca- Siguas- Chili y la cuenca del Tambo, y se
vinculan con mayor nitidez al proceso histórico de los andes por el impacto de
Tiahuanaco sobre ellas y tal vez desde mucho mas antes. (DE LA VERACRUZ:
19 :136)
[3] Max Uhle refiere que estos pueblos de pescadores por su calidad
cultural el tipo más antiguo de hombre encontrado en esta costa, porque a
diferencia de los grupos humanos en el norte del Perú, para la época
contemporánea a Chavín, estos aun dependían en su forma de vivir en los
recursos más sencillos o primitivos (GALDOS. 1982: 4).
[4] Este expediente se encuentra en el Archivo Regional de Arequipa.
Sección Histórica. Corregimientos; Sub serie: Administrativo. Fecha 14 – III-
1639. Las referencias sobre de los pobladores Camanchacas en el puerto de Chule
están en los folios 18/18 vta - 19 -
45/ 45 vta y 46.












