En el marco de
la inauguración del “Centro Cultural Las Gaviotas”, presento el poemario “Latidos
en el horizonte de Mejia” de Diego Valero Mamani. Este centro cultura es un espacio para la
expresión de la música, la danza, el cine, el teatro, el arte de nuestro
distrito y donde
las voces de nuestra comunidad encontraran eco se
Las gaviotas,
símbolo de libertad y de vuelo, nos inspiran a mirar más allá del horizonte. Y
este este centro cultural será precisamente eso: un lugar para volar con la
imaginación, para encontrarnos en el arte, para construir juntos una identidad
que se nutre de historia, de paisaje y de talento.
Aquí se
escucharán versos, se expresará arte, se compartirán ideas. Aquí se celebrará
lo nuestro: nuestras tradiciones, nuestras voces jóvenes, nuestros recuerdos y
nuestros sueños. Porque Mejía no solo es un balneario con historia y de belleza
natural, es también un pueblo con alma creativa.
Y qué mejor manera
de inaugurar este espacio que con la presentación del libro “Latidos en el
horizonte de Mejía”, de Diego Valero. Una obra que palpita con la esencia
de nuestro pueblo, que convierte cada rincón del terruño de Diego en poesía, y
que nos recuerda que la cultura vive ferviente en lo cotidiano.
Felicito a todos
los que hicieron posible esta hermosa infraestructura. Que Las Gaviotas vuelen
alto, que nunca deje de acoger, de inspirar y de transformar. Y con el permiso
de la señora alcaldesa expreso la bienvenida al nuevo corazón cultural de Mejía.
Esta noche nos reunimos
también para celebrar “Latidos en el horizonte de Mejia”, una obra poética que
nace del alma de “La perla del Pacifico” y late con la fuerza de su historia,
su paisaje y su gente; donde el autor encontró inspiración máxima y moldeo en
palabras, en versos y volcó su expresión en este libró, que no es solo una
colección de 52 poemas, es un mapa emocional de nuestro paisaje, una bitácora
de recuerdos, una declaración de amor a cada rincón de Mejía, como recita el
verso: Las chacras de Mejía son silentes/ Porque no gritan/ Porque saben que su
belleza/ Esta en ser simplemente lo que son/ Un abanico fértil/ Un poema sin
palabras/ Un verso libre entre el mar y la tierra [poema Campos verdes].
Diego Valero nos invita a
escuchar los susurros del amor, las pulsaciones del deseo, los ecos de la
nostalgia y los silencios de invierno en Mejía que también hablan “Sobre un
viejo balcón, donde la silueta de una dama se dibuja, y la sombra del ayer que
se aferra con nostalgia a las rocas de la juventud”.
En “Latidos
en el horizonte de Mejia”,
encontramos 52 poemas que son el
testimonio del autor de sus años vividos en este hermoso balneario, y ahora que por su trabajo radica
en la ciudad de Moquegua “Extraña a Mejía”, pero como recita en su verso “Y aunque todo haya pasado, se
que cuando regrese, me recibirás sin juico, sin reclamo, como la tierra que
nunca olvide”.
Este libro creo que nace
del amor de Diego por el terruño, que no se mide en mapas, documentos o
conocimientos históricos, sino en afecto. Creo que Mejía para Diego no es solo
un lugar: es una forma de mirar el horizonte, de nombrar la nostalgia, de
celebrar la vida cotidiana, la que está presente.
Los poemas recorren la
geografía, los lugares, las costumbres, la historia, los rincones poéticos de
este balneario. Algunos versos son suaves como la brisa de la tarde de verano y
nos invita a reflexionar frente al mar o realizar una caminata al amanecer aun
con una densa “camanchaca”; otros versos, son intensos como “la zona de
peligro en aguas inquietas pero que seducen con encantos”; sin embargo,
todos los poemas de Diego tienen algo en común: están escritos con el corazón
abierto.
Sus versos son latidos que
nos conectan con lo más profundo de nuestra humanidad y nos lleven de paseo por
la campiña, por la laguna, por las calles coloridas y por los recuerdos que
todos guardamos dentro. Porque cuando el corazón late por Mejía, la poesía se
vuelve inevitable.
En las páginas del libro
encontramos versos dedicados a la Poza del Inca, Rocas Margaritas,
las Palmeras Centenario, la Laguna de la Alameda o la Casa
1911, Se fue el tren y tantas otras postales que nos pertenecen, que
definen a Mejía y captura la esencia de este lugar de ensueño.
En el vaivén de las
páginas de “Latidos en el horizonte de Mejía”, emerge un verso que
resuena como leyenda antigua: “Visita
un corsario al puerto de Chule” en referencia corsario ingles Francis Drake, con datos históricos
expresados en verso, Diego nos relata la mítica visita de Drake y el asalto al navío de Hernan Bueno
de Arana que aparentemente cargado de oro avivó la ansias de Drake, pero fatal fue su sorpresa
que esta nave yacía vacía como una tumba sin alma. Y el tesoro escondido en
alguna parte Chule quedo guardado para
las postrimerías como la historia de este puerto de los primeros años de la
Arequipa virreinal; no obstante, este poema también nos invita a zarpar hacia
lo desconocido, donde la nostalgia se mezcla con la aventura como el corsario Drake una figura entre lo heroico y
lo errante, cargado de emociones, memorias y latidos que cruzan horizontes.
Diego ha sabido captar lo
que muchos sentimos, pero no siempre sabemos decirlo o expresarlo: esa
nostalgia de un atardecer, la magia de las rocas, el misterio de la camanchaca,
el orgullo de pertenecer a este hermoso balneario. Diego nos enseña en las
paginas de este libro a sentir, y a descubrir que la poesía también habita en las
piedras, en los balcones, en la soledad del invierno cubierta de densa bruma y
en la arena suave.
En títulos como Empanadas
que perduran, Pescando algo, Lomas de Caminantes, nos invitan
a mirar con nuevos ojos lo cotidiano, lo que siempre ha estado aquí como un
testimonio de identidad, de pertenencia y de sensibilidad. Los versos de este
libro es un homenaje al eco de la memoria en cada atardecer, a lo auténtico y
pintoresco de las casas de madera, lo veraniego, lo histórico y lo alegre que
caracteriza a Mejía.
Finalmente felicitamos a
Diego por plasmar su creatividad, memoria e identidad de su terruño en el libro
“Latidos en el horizonte de Mejía” que es un viaje íntimo por los paisajes de
“La perla del pacifico” con una voz poética honesta y sensible. Que este libro no sea el primero de los muchos
que encuentren aquí su hogar, su voz y su público. Gracias, Diego, por
regalarnos tus versos, por recordarnos que la poesía sigue siendo ese refugio
donde el alma se desnuda sin miedo.
Gracias a todos por creer
en la cultura como motor de comunidad. Que sigan los latidos, que sigan los
sueños, que sigan las gaviotas volando alto.
Presentación del libro [poemario] "Latidos en el horizonte de Mejía"
Mejía, viernes 17 de octubre 2025
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