El inicio de la tradición de
armar un pesebre se remonta a la acción de San Francisco de Asís cuando decidió
crear una representación del nacimiento de Jesús en la Navidad de 1223. San
Francisco se encontraba en el pueblo de Greccio, Italia; estaba muy enfermo y
pensando que tal vez aquella sería su última Navidad en la tierra, quiso
celebrarla de una manera distinta y muy especial. Por ello en la misa por la
festividad realizó un nacimiento con la participación de los pobladores y de
los animales. Desde entonces esta tradición se extendió por todo el mundo y con
mucho aporte cultural de cada lugar.
Carlos Villamonte nos recuerda una
navidad de antaño para la revista La Punta “No sé si cuando estas líneas sean
leídas, podrán recordar lo hermoso que
para nuestra niñez eran los nacimientos, engalanados con todo lo que teníamos a
la mano; afortunados aquellos que tenían las imágenes completas, todas de yeso,
hechas en Arequipa y otras importadas como las que poseía el señor Manuel
Arispe Landa, dueño de la hacienda El Pino, cuyo nacimiento era el más grande del pueblo y se armaba en el salón principal de su hermosa
casona de dos pisos y balcón. Daba mucha alegría al desempacar las cajas donde
se guardaban las imágenes de la sagrada familia, primero se sacaba al niñito,
la virgen María, San José, y los reyes magos; pero, surgía una tristeza si
alguna de las imágenes estaba rota, entonces inmediato se acudía donde don
Manuel López, carpintero, porque con un poco de cola sintética resolvía la
congoja”.
Para adornar el nacimiento días
antes se sembraba trigo en latas vacías de leche “Gloria” y se recogía todo el
“Saguayuyo” (algas de río) que se podía de las acequias, para hacerlo secar y
colocarlo sobre el papel “mache” o periódicos, que junto a las latitas de trigo
adornaban en verde el pesebre del niño “Manuelito” (de Emmanuel, del antiguo
testamento, que significa Dios entre nosotros) como se antiguamente
popularmente se denominaba al niño Jesús.
Los cantos navideños (no se
conocían como villancicos) eran entonados por las “pandillas”, hermosos
canticos que muchos se han perdido en las memorias de las generaciones y otros
se rescatado como el “Huachi – huachi – torito – torito del corralito” en
referencia al buey del establo donde nació Jesús, el animal que le calor en
aquella noche estrellada.
Las “pandillas” entonaban sus
canciones desde las 6 de la tarde, primero en la iglesia, cuyo nacimiento
antiguo aún se conserva, luego en la casa de don Mariano Velarde de la calle
Bolívar, se seguía en la casa de la señora Natividad Llosa de Olazabal, mamá
del recordado profesor Ernesto de Olazabal, en la calle San Martin y se
terminaba en la casona del señor Manuel Arispe Landa “porque allí se repartía
buena chancaca” recuerda Carlos Villamonte
además se convidaba turrones o buñuelos, de allí el antigua copla
navideña “niño Manuelito que quieres comer/ buñuelitos fritos bañados en miel…”
Para la noche buena las comidas
tradicionales eran tortillas de lacayote o de camarón con ensaladas de bledo y
licccha o papa sancochada, además de los mencionados buñuelos o “turrones” con miel de caña (chancaca).
Recuerda Villamonte “y lo más lindo, todos los viajes que tenía que hacer
llevando los platitos a casas de los tíos, y de regreso, traía lo que ellos
habían cocinado. Nuestras cenas navideñas no conocían pavo, sino lo que la
tierra nos da…”
Los regalos que traía el niño Manuelito, no Santa Claus ni Papá Noel” eran adquiridos por los padrinos en las tiendas de los “turcos” o “chinos” que traían maravillas: chumbequitos, muñequitos con sombrillas, tamborcitos, carritos con cuerda, muñecas de caucho y de trapo, etc. Pero no siempre todos tenían regalos, Carlos Villamonte nos recuerda que la Navidad no es entrega de obsequios, sino en amor que se entrega entre los suyos; y recuerda a su madre “ahora te comprendo cuando años atrás al despertar solo encontraba un medio sol en lugar de un juguete, pero apenas se nublaban mis ojos, venias prestas llena de amor, disimulando tu tristeza y nos consolabas con tus palabras, hijos míos tengan en cuenta que la navidad siempre es amor”.
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